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JORNADAS Y ENCUENTROS FAMILIARES

La familia es una fuente de apoyo y, a la vez, un espacio permanente de aprendizajes. El ambiente familiar en el que vive la niña o el niño es decisivo para su formación y es el núcleo básico donde se adquieren las primeras experiencias y aprendizajes, así como la manera de concebir el mundo y su adaptación a este. Es en la familia donde la niña o el niño recibe los primeros afectos y experimenta la satisfacción de sus necesidades básicas. Además, constituye un primer espacio para la socialización.

Si bien las madres y padres de familia son los primeros educadores, ellos requieren ser orientados sobre cómo guiar y apoyar los aprendizajes de sus hijas e hijos en las situaciones de la convivencia familiar y de crianza que se desarrollan en la vida cotidiana. Su actuación frente al acompañamiento de sus hijas e hijos en el hogar necesita estar articulada con los esfuerzos de las instituciones educativas respecto del desarrollo integral de niñas y niños. Partimos entonces de la premisa de que la labor conjunta entre madres, padres y docentes reporta gran influencia en la mejora de los aprendizajes de nuestros estudiantes. Son varias las situaciones que los y las docentes experimentamos en nuestra relación con las madres y padres de familia. A continuación, acerquémonos a una de ellas, a la que hemos denominado “Hora de salida” y que es contada por una profesora de tercer grado: Llegada la hora de salida, los niños y niñas formaron como de costumbre y salieron al encuentro de sus padres. Al llegar al sitio donde nos corresponde ubicarnos, la mamá de una estudiante de buen rendimiento se acercó y un poquito avergonzada y con timidez me preguntó: Ÿ Señorita, ¿podría enseñarme cómo se resuelven los problemas de multiplicación que mi niña lleva a casa? Y la señora continúo diciéndome: Ÿ Es que yo no puedo ayudarla porque a mí no me enseñaron como lo hacen hoy. Al decirme esto y antes de que pudiera contestarle, se acercaron otras mamás y se unieron al pedido. En ese momento, me llené de alegría por la preocupación de las mamis. Eso me decía que contaba con su ayuda, pero, al mismo tiempo, me preocupé porque lo ocurrido me hacía notar que mis estudiantes aún no comprendían cómo resolver los problemas multiplicativos y necesitaban ayuda en casa. Así que rápidamente les dije que no se preocuparan, que me encargaría de que sus hijos e hijas vayan a casa con las ideas claras y que, en cuanto pudiera, las invitaría a participar de un taller de Matemática. La familia es una fuente de apoyo y, a la vez, un espacio permanente de aprendizajes. El ambiente familiar en el que vive la niña o el niño es decisivo para su formación y es el núcleo básico donde se adquieren las primeras experiencias y aprendizajes, así como la manera de concebir el mundo y su adaptación a este. Es en la familia donde la niña o el niño recibe los primeros afectos y experimenta la satisfacción de sus necesidades básicas. Además, constituye un primer espacio para la socialización. 9 Situaciones como esta nos brindan pistas acerca de lo que tenemos que considerar al momento de relacionarnos con las madres y padres de familia, como, por ejemplo, las motivaciones que nos expresan, nuestra actitud para relacionarnos con ellos, el estilo de comunicación que empleamos y el tipo de orientaciones que les brindamos. Veamos, a continuación, qué implican estos aspectos: Las motivaciones de las madres y padres de familia Cuando una madre o padre de familia matricula a su hija o hijo en la escuela, inicia el camino para la realización de varios sueños. Frases como “quiero que mi hijo sea alguien en la vida”, “quiero que mi hija sea una profesional”, “que llegue lejos” o “que tenga las oportunidades que yo no tuve”, grafican la gran expectativa que toda madre o padre espera ver cumplida a través del paso de su hija o hijo por la escuela. En ese sentido, no podemos obviar que para las familias sí es importante que a su niña o niño le vaya bien en los estudios, pues depositan en la escuela una gran dosis de responsabilidad frente a lo que su hija o hijo logrará más adelante como ciudadano o ciudadana. Por esa razón, es importante apelar a esas motivaciones al momento de establecer el primer contacto con ellos. Hacerles reconocer, en una primera asamblea, las posibilidades que una buena educación reporta a la vida de las personas para ser felices y que, para lograrlo, es fundamental la complementariedad de esfuerzos entre madres, padres y docentes. Estas motivaciones de largo alcance se entremezclan con otras más concretas y que el caso narrado nos plantea. Una motivación concreta se evidencia cuando las madres y padres expresan la necesidad de saber si su hija o hijo entiende o no lo planteado en clase o si están avanzando frente a los aprendizajes que se han establecido para el grado que cursa. Por ello, es importante que la madre y el padre de familia conozcan los aprendizajes que se esperan lograr durante cada bimestre y así hasta el final del año, de tal forma que su expectativa se encuentre enfocada en aspectos más precisos de la educación de sus hijas e hijos.

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Los padres de familia son los primeros y mejores maestros de sus hijos
Postado em 16/07/18 10:29.
Me parece muy bien que los padres de familia se comprometan con el aprendizaje de sus hijos, pero nosotros los Docentes debemos apoyarlos a esos padres en algunos aspectos en vista de que muchas veces no saben como ayudar a sus hijos pese a tener toda la voluntad.
Postado em 04/01/18 17:31.