Tecnología de altura
Laptops XO en mano, el profesor Carlos Tinoco Huamán lleva desde hace tres años a sus alumnos a las faldas del nevado Copa, en Áncash, para registrar el retroceso del hielo. PerúEduca los acompañó en su ascenso.
Texto y fotos: Tatiana Palla Heredia
Anclado en la base de la Cordillera Blanca, Copachico delimita con su colegio el ingreso al poblado. Una imponente antena de Internet en el pequeño campo cercado de la IE 86763 Juan Velasco Alvarado es el estandarte de esta pequeña localidad conformada por casas en las que mazorcas de maíz secan colgadas de los bordes de sus techos.
Ubicado en el distrito de Marcará, provincia de Carhuaz, y a poco más de una hora de Huaraz, el día transcurre lento en Copa Chico. Hasta aquí se traslada diariamente el profesor Carlos Tinoco Huamán quien, encargado del curso de Ciencias sociales, ha optado por hacer de su curso una experiencia dinámica para sus alumnos. Entre salidas de conocimiento de la localidad y mediante el uso de la tecnología a su alcance, lo está logrando.
Por eso, cuando hace tres años el profesor Tinoco propuso a sus alumnos, en ese momento, en segundo de secundaria (ahora en cuarto año) ir al nevado Copa con las laptops XO, la emoción fue unánime. Subir a explorar el gran macizo de roca y nieve que vigila la comunidad desde los 6188 m.s.n.m., parte del parque Nacional Huascarán, no es el tipo de oportunidad que puede tener cualquier estudiante. A los habitantes de Copa Chico les basta salir de la IE y enrumbar hacia la montaña.
Clase vivencial
Carlos Tinoco, quien ejerce como docente desde el año 2000, se encarga del curso de Ciencias sociales desde hace cinco años en la IE Juan Velasco Alvarado. Cuando en 2011 vio en el nevado Copa la posibilidad de armar un proyecto para sus alumnos, se unió con el profesor Antonio Pajuelo García, encargado del curso de Ciencia, Tecnología y Ambiente (CTA), para cruzar ideas. Entre ambos, convirtieron el ascenso en una actividad para comprobar la velocidad del deshielo del nevado Copa junto con los alumnos, y comprobar si la flora y fauna del lugar está variando con el paso de los años.
"Este es un valle. Las actividades económicas están dirigidas a la agricultura y la ganadería. El recurso agua es importante y vital para todas las actividades cotidianas de la zona, y los chicos tienen que preocuparse por ella", insiste el profesor Tinoco. La misión de llevar a los adolescentes a observar anualmente el proceso de deshielo del nevado puede ser un potente método para que la comunidad esté alerta del estado del recurso del agua. Ahora bien, a la hora de retornar a la comunidad, las palabras no siempre son suficientes para convencer. Y es allí, en la necesidad de los otros de comprobar lo que está pasando allá arriba, que el espíritu tecnológico del profesor Carlos Tinoco ha propuesto una solución.
Profesor 2.0
Además de profesor de Ciencias Sociales, Carlos Tinoco es DAT (Docente de Apoyo Tecnológico) desde el año 2004. Único DAT de todo Carhuaz por el momento, tiene 74 instituciones educativas a su cargo que supervisa cada viernes, su día libre.
De las herramientas tecnológicas de las que dispone en su IE (aula de innovación, televisor con cable, laptop XO), las computadoras portátiles son sus favoritas. Si bien hasta ahora no ha podido aprovecharlas al máximo con Internet (la municipalidad, poblados cercanos y escuelas aún están poniéndose de acuerdo sobre quién debe pagar el consumo eléctrico de la antena de Internet recientemente instalada en Copa Chico) el profesor ha hecho del servidor PerúEduca Escuela un eficiente medio para intercambiar documentos, tareas, imágenes y exámenes con sus alumnos. Planteado el proyecto del nevado, no dudó en llevarlas para registrar en fotos y en video el ascenso.
"Acá nosotros no tenemos los recursos económicos como para pedir a los alumnos que traigan una cámara digital. Entonces, ¿qué tal si adaptáramos las laptops para este trabajo?", propuso el profesor. Así, podrían mostrar al pueblo lo que está sucediendo en el nevado. "Muchos de los problemas que tienen las computadoras normales es que el disco duro no soporta las alturas. Para mí, las XO son un material muy importante que me soporta frío, golpes, todo", explica. En su tercer año de ascenso, PerúEduca se unió al profesor Tinoco, sus alumnos y sus laptops en esta retadora actividad.
Una jornada en la montaña
La madrugada del lunes 3 de junio no es tan quieta como las otras en Copachico. El profesor Tinoco espera a sus alumnos al pie de la puerta: llegan ligeros, solo con una mochila, listos para partir. Cuando el grupo está completo, el reloj marca ya las cuatro de la madrugada. Quedan más de siete horas de caminata para poder pisar al menos deshielo de nieve.
El profesor los guía, se siente confiado. Hacer largas caminatas es una de sus aficiones. Los fines de semana coge una mochila y se va por los senderos de la campiña y faldas de nevados de todo Áncash. Ha hecho incluso caminatas de doce horas cruzando la cordillera negra, del pueblo de Jambon, en Asunción, hacia Joncopampa, un resto arqueológico de la cultura Wari en Carhuaz. "Estar en la naturaleza es mi afición, es hermoso. Uno, para valorar, tiene que conocer lo que tiene a su lado", dice. Su trabajo como DAT lo ha hecho conocer numerosos pueblos de la zona, que ve también con ojos de explorador y a los que de cuando en cuando llega a pie. "Una cosa es ir con carro a la naturaleza, y otra es ir caminando, la gozas", dice.
Al amanecer, lejos ya del pueblo, el ascenso enfrenta a los alumnos a empinadas sábanas de piedra, las primeras elevaciones de los montes pegados a la cordillera. Los primeros montículos se intercalan aún con prados y flores, que van cambiando según la altura.
"Hasta aquí mi abuelo decía que llegaba la nieve", reclama Esfrai de la Cruz Chávez, uno de los chicos más escurridizos del grupo de Tinoco. El punto del que habla, una pequeña pradera que anuncia las superficies rocosas, está aún a cuatro horas de los primeros cúmulos de nieve del Copa. Es momento de detenerse a tomar una foto. Con los muchachos adelante, la nieve es una lejana pincelada blanca al fondo de la imagen.
Falta poco para que sea el mediodía, y solo queda por conquistar el último tramo del camino. El intenso sol no compensa el frío del viento, tan potente que por momentos es necesario sentarse tras las rocas y esperar a que sople menos para seguir avanzando. La nieve de deshielo está ya a unos pasos. La montaña brilla de luz. El equipo ha llegado.
Nieve que desaparece
La experiencia ha enseñado a los chicos que, al llegar a la montaña, no deben buscar el cúmulo de piedras en la nieve, sino sobre el macizo de rocas. Este 2013, los muchachos hicieron las mediciones y encontraron que el manto blanco se había alejado doce metros de su marcación de piedras. El año pasado fueron también doce metros. El primer año la diferencia fue de catorce. Han perdido casi cuarenta metros lineales de nieve desde el 2010, el año en el que dejaron su primer cúmulo de rocas en el Copa. El manto blanco se acorta cada vez más: no es una percepción, es la realidad. La noticia debe llegar al pueblo.
Una a una, las XO van saliendo de las mochilas. Hay que registrar la distancia entre las piedras y la nieve, el aspecto general del nevado. Apuntan la pantalla (donde está el ojo de la cámara) hacia lo que quieren fotografiar, calculan, hacen clic. Foto. También se retratan en grupo. Quieren bajar mostrando no solo lo que sucede, sino también su travesía. Es natural.
Un nuevo montículo hecho con las mismas piedras del lugar, rocas del tamaño de una cabeza, quedan apiñadas en el nuevo límite de la nieve. Luego de dos horas de registro y relajo, es momento de bajar acompañando el riachuelo que se forma con el deshielo. El descenso es largo, y el grupo apura el paso para alcanzar el sendero que conduce al pueblo antes del anochecer.
Experiencia compartida
Dos días después, es momento de llevar al salón toda la información recogida en la jornada en el Copa. Los chicos llegan al salón con papelógrafos. Sale el grupo dedicado a identificar la flora y presentan las plantas Puca Shawac, Rima Rima, Siku Shawac y Taya Taya. Los chicos que se encargaron de registrar la fauna llegan con dibujos de la chackua (perdiz), la pichak (águila), el winchus (picaflor), el yacu pisaqu y el ave acaca, típica de la zona.
Cuando llega el momento de hablar del deshielo, las fotos lo dicen todo. El profesor pide a los alumnos que abran las XO y suban las fotos que seleccionaron al servidor PerúEduca. Poco a poco las imágenes dejan un registro claro de la situación del hielo este año. Los papelógrafos en los que han dibujado el camino del ascenso y las marcas del deshielo, cierran el trabajo en el aula. El siguiente paso es llevar la información más allá de la Institución Educativa.
"La intención es que socialicen este tema con sus padres. Que no solamente se queden los contenidos en ellos, sino que sean los mensajeros en su idioma el quechua, y puedan dar a conocer estos problemas en la comunidad", destaca el profesor. Ojalá que el trabajo de los chicos llegue a los oídos adecuados.